
Escribió Rosa Luxemburgo sobre el desarrollo del capitalismo, sistema caduco, que en su fase final, oprime y explota y en cada crisis se lleva puesta una parte de la humanidad. Sin embargo, sus defensores quieren hacernos creer que estamos en el final de su crisis, cuando en realidad es el principio de su extinción.
"... la economía mundial capitalista se elevó verdaderamente entre dolores y convulsiones de la humanidad entera. Abrazó una rama de la producción tras otra, se apoderó de un país tras otro. Se abrió paso hasta el más distante rincón de la tierra con el vapor y la electricidad, con el fuego y la espada, echó abajo todas las murallas chinas y consagró la unidad económica de la humanidad actual a través de la era de las crisis mundiales, a través de periódicas catástrofes colectivas ... En la actualidad, nada reviste una significación tan decisiva en cuanto a la conformación global de la vida social y política actual, como la abierta contradicción entre este fundamento económico más estrecha y firmemente consolidado cada día que une a todos los pueblos y países en un gran conjunto, por un lado, y por el otro la superestructura política de los estados que trata de dividir artificialmente a los pueblos en otros tantos sectores extraños y hostiles entre sí, mediante puestos fronterizos, barreras aduaneras y el militarismo".
La sangre derramada de miles de obreros, trabajadores, oprimidos y explotados, en la lucha de masas del pasado, se conecta con las nuestras como un cordón umbilical, en busca de una vida mas digna.
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